El pizzero Nicola Toso ya no podía hacer frente a la manutención de su pequeña, y ofreció a su exmujer pasarle la cuota mensual con alimentos de su negocio, situado en Padua. Había sido siempre un padre ejemplar, quien jamás desprotegió a la menor. Pero quedó arruinado por la crisis. Un juez finalmente le dio la razón, en un insólito fallo.
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