Sin caer en dramatismos, la izquierda no tiene perdón si después del mayor ajuste social sufrido en tiempos de paz por los trabajadores de este país, el expolio de derechos y libertades y las luchas habidas (15-M, huelgas generales, mareas y movimientos sociales…) no hace todo lo posible para que haya cambio político. Se debería aprovechar la experiencia de las candidaturas municipales de unidad popular para impulsar políticas de alianzas y procesos de confluencia de cara al 20-D que permitieran recuperar la participación y el entusiasmo.
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