En España hay una serie de intelectuales, plumillas y personajes de todo cuño que enarbolan la perversión del cronista que confunde mirar con objetividad los hechos con poner en igualdad de condiciones al agresor con la víctima. En definitiva, que quieren ser Chaves Nogales pero no son más que cobardes que no soportarían una campaña de difamación y amenazas de la extrema derecha. Se pretenden intelectuales elevados pero no son más que acojonados. El miedo es libre, pero cuando se quiere esconder en una ficción de dos Españas intolerantes que no
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