En una combinación letal de arrogancia e incompetencia, el gobierno de Boris Johnson ignoró alarmas internacionales y permitió a la Covid-19 dispersarse casi sin control en el R.U. Como uno de sus predecesores, ignoró la tormenta que se avecinaba, minusvaloró la amenaza, y luego no pudo actuar. Apaciguó el virus. Para cuando se dio cuenta de su error ya era demasiado tarde, miles morirían sin necesidad y la economía se enfrentaría a un cierre prolongado. Hoy el R.U. es el segundo país del mundo más afectado. No es Churchill. Es Chamberlain.
|
etiquetas: apaciguamiento , boris johnson , coronavirus , línea temporal