La Iglesia está haciendo todo lo posible por reducir los daños de dos operaciones inmobiliarias vinculadas a la Diócesis de Madrid ante el cerco cada vez más estrecho de la Justicia. Se trata de la venta de 14 bloques ubicados en el centro de la capital donde viven cerca de 200 familias por 74 millones de euros a un entramado de empresas que terminan en el domicilio de la hermana de Alejando Agag; y de la enajenación por 37 millones de una parroquia y una residencia de mayores gestionada por una fundación religiosa.
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