En septiembre, un restaurante de Tarragona sufrió un susto: dos reservas de mesas grandes, de 8 y 10 comensales, no se presentaron y no pudieron aprovechar las mesas. Por eso decidieron que, a partir de entonces, sólo aceptarían reservas a través de la web con la obligación de incluir los datos de una tarjeta bancaria. Y un aviso a los clientes: si pese a haber reservado decidían no ir y no avisaban con al menos 3 horas de antelación, les cobrarían 20 euros por persona.
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