Un día después del multitudinario salto a la valla de Melilla, que se ha saldado por el momento con 23 migrantes muertos -37 según los recuentos de algunas ONG-, la valla fronteriza que separa España y Marruecos permanece tranquila. Los alrededores del puesto fronterizo de Barrio Chino apenas revelan la tragedia que ocurrió ayer. El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) tampoco da una sola pista de los gritos, abrazos, sonrisas y llantos de los 133 migrantes que lograron llegar hasta aquí hace poco más de 24 horas.
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