me marcaron por varios motivos , a nivel personal y profesional. Yo era un redactor de prácticas que, aún con un curso pendiente para licenciarme , trataba de compatibilizar mi doble vertiente de pacifista militante y de plumilla en ciernes. La agenda estaba salpicada de convocatorias . Lunes ante la sede de su empresa. Concentraciones en la Paloma de la Paz, entonces junto a Anoeta. También en el Buen Pastor . Y los sábados , en Alderdi Eder. Días de admiración, pero también de miedo. Y de tristeza e incomprensión.
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