10 euros por una cerveza; 14 por café, caña y pincho de tortilla con pan obligatorio cobrado aparte a 2,30 euros; 70 euros por una sangría en un chiringuito de verano... A menudo, la clavada del bar, restaurante o cafetería acaba viralizándose y provocando una ola de comentarios en las redes sociales. Más allá de las razones empresariales y la libertad de precios reinante, se desliza la duda sobre cuándo es posible reclamar la factura y cuando habrá que conformarse con desahogarse en Twitter.
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