"Parecía un pajarillo con las alas rotas". El abogado Dennis Edney describe así la primera impresión que lo produjo el joven canadiense Omar Khadr. Conoció a su cliente en Guantánamo, después de litigar durante años con los gobiernos de Estados Unidos y Canadá. Omar, de nacionalidad canadiense, se convirtió en un niño soldado con 15 años. Su padre, presuntamente conectado con Al Qaeda, lo reclutó y se lo llevó a Afganistán para luchar contra el ejército americano.
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