En su intervención, ha indicado que «quienes se esfuerzan por ser dignos herederos de Miguel Ángel Blanco» defiende el estado de derecho y, por eso, aceptan «la anomalía de que los testaferros de aquel terrorismo se sienten en las instituciones que quisieron destruir sembrando el dolor y el horror». En todo caso, ha añadido, les provoca «una profunda repugnancia que sean ellos quienes dicten al gobierno democrático los términos de la memoria democrática».
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