La carrera criminal de Dilawar Hussain, el autor confeso del crimen de Morata de Tajuña, se ha convertido en un reguero de sangre en muy poco tiempo. Tras confesar haber acabado con la vida de los tres hermanos por venganza al no recibir un dinero que les había prestado y después de llevar menos de un mes en la cárcel madrileña de Estremera donde ingresó el 24 de enero, Hussain decidió acabar con la vida de su compañero de celda con el mismo modus operandi utilizado con sus anteriores víctimas: a golpes.
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