Las nuevas normas permiten a los mohtasabeen o la policía de la moral interferir en la vida pública de los afganos, desde cómo se visten hasta qué comen y beben. Según la nueva legislación, las voces de las mujeres también se consideran “vicio” cuando son escuchadas en público. Las restricciones respecto a estas establecen que “siempre que una mujer adulta salga de su casa por necesidad, está obligada a ocultar su voz, rostro y cuerpo”. El ministerio ya estaba aplicando requisitos morales similares basados en la sharia o ley religiosa.
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