Con Esperanza Aguirre nunca se dejan de aprender cosas. Del liberalismo, por ejemplo, se pensaba equivocadamente que era aquello de permitir que el mercado actuara sin cortapisas, pero fue verla gobernar como un cortijo la Comunidad de Madrid o convertir Telemadrid en el espejito mágico de la bruja de Blancanieves y entender mejor el concepto. Como a Aguirre a liberal no hay quien le gane, fue preciso someter a revisión los criterios erróneos que se sacan de los libros. ¿Confiar en los individuos? Por supuesto, aunque en unos más que en otros.
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