No lo dicen abiertamente ni la alcaldesa, ni sus concejales, pero da la sensación de que no soportan el día del orgullo gay y no saben qué hacer para añadir dificultades a su celebración. Lástima que ni tan siquiera su mentalidad ultraliberal le permita valorar la enorme fuente de riqueza que genera este día, los puestos de trabajo y la diversidad cultural que proporciona a una ciudad que cada vez es más aburrida.
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