Entre las bases moradas, Iván Redondo también había sido nombrado villano favorito, atribuyéndole la terca negativa de Pedro Sánchez a negociar en junio un gobierno de coalición que había prometido en abril. De ahí que el sigilo y letalidad de ninja con que ha operado el asesor esta semana haya dejado a la militancia morada como conejo al que le dan las largas: “¿Ahora resulta que Redondo era el bueno?”.
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