Todo comienza con una pequeña lesión o herida, después aparece otra y otra. En poco tiempo todo el cuerpo de la serpiente estará cubierto de llagas. Si tiene suerte su piel comenzará a mudar, eliminando la infección del cuerpo del reptil. Las menos afortunadas morirán y, en algunos casos, las más desesperadas pasarán más tiempo bajo el Sol para acelerar el proceso de mudar la piel, algo bastante arriesgado que las hace vulnerables a los depredadores. Esta horrorosa infección por hongos es causada por el patógeno Ophidiomyces ophidiodiicola.
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