Basta con dar una vuelta por las webs de dos de las principales promotoras de nuestro país para observar cómo la mayoría de promociones nuevas se hacen en color blanco, alejadas del ladrillo tradicional que se usó durante la burbuja. Aunque los motivos son variados —y van desde la búsqueda de una imagen lujosa a la falta de mano de obra en construcción—, lo que hay tras esta tendencia es una ola de nuevos materiales y tecnologías para revestir las fachadas. El blanco es el naranja de nuestro tiempo.
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