El problema principal no es el número de yates que tenga Ortega o que pague menos impuestos de los que le corresponden o que en sus fábricas del tercer mundo se explote. El problema principal es que a millones de pobres desgraciados les parece muy bien. Las redes sociales y también la propia sociedad están llenas de desgraciados –en sentido literal, que nadie se ofenda– que cobran el salario mínimo o menos, que usan a diario el transporte público, que si se ponen enfermos no podrán ir a la Ruber...
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