Un alto porcentaje de la prensa, especialmente la española, no da credibilidad a la noticia y no la presenta como un atentado, sino que insinúa que se trata solo de la versión del gobierno venezolano. No fiarse de las fuentes oficiales es un valor en periodismo, pero si se aplica en función de que esa oficialidad sea amiga o enemiga, una vez más, nos encontramos con un periodismo al servicio de una causa política.
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