Según las ecuaciones, la estafa alcanzó los 209.800 euros. “No soy ningún ladrón. Yo guardé ese dinero”, ha asegurado a preguntas del fiscal, a quien ha explicado que iba metiendo el dinero en efectivo en una saca después de que se canjeara en un datáfono en una taquilla fantasma. “Yo no cogí ni un euro al Zoo. Me arrepiento. Pido perdón a la empresa. Cuando salió, lo llevé todo a un despacho de abogados”, ha relatado. Su compañero también ha admitido el fraude.
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