Para los japoneses la situación es perversa. Las personas mayores, aunque reverenciadas, se están comiendo los recursos a un ritmo que las generaciones más jóvenes no pueden igualar. Un ejemplo: hace cuatro años se otorgaron a 59.000 centenarios el plato de plata (para aquellos que llegan a los 100 años), con un coste a las arcas del estado de aproximadamente 2.1 millones de dólares. El gobierno está tratando de combatir el problema de la delincuencia de personas mayores mediante la mejora de su sistema de asistencia social...
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