El encarecimiento de la energía desde la pasada primavera supone una gran presión económica para los países que son dependientes energéticamente. España es uno de ellos, ya que, además de no tener recursos propios, tiene unas renovables muy ineficientes y unas conexiones eléctricas con el resto del continente muy poco desarrolladas. El resultado ha sido un aumento del déficit energético del país. Según los datos de comercio exterior del mes de julio, el saldo negativo de la balanza energética de España superó los 2.000 millones de euros.
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