Los pilares del Estado español tienen vicios de origen y estos no son accidentales. El problema radica en su propio ADN, cuyas malformaciones genéticas se han transmitido hasta el día de hoy de monarquía a monarquía, gobierno a gobierno y cúpula militar a cúpula militar: corrupción, parasitismo, paranoias imperiales, militarismo, exclusión... No es casualidad así que, quien se nos ha vendido como ejemplo de demócrata y gran hombre de Estado (Juan Carlos I, evidentemente), no era sino un descarnado ejemplo...
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