De la misma forma que el gran debate en la crisis de 2008 fue esa refundación del capitalismo que nunca llegó, la crisis del coronavirus va a obligar a todos los países a decidir qué tipo de salida tomar. Igual que entonces, hay dos opciones: apostar por el interés general o no hacerlo. Que todos salgamos de esta situación al mismo tiempo o que haya quien se quede atrás. En la pasada crisis, todos recordamos qué sucedió. Que no vuelva a pasar depende de nosotros. La defensa de lo público no se puede quedar en los aplausos desde el balcón.
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