Este es un nuevo capítulo en la lucha entre los Estados Unidos y China por la hegemonía sobre la región de Corea. Las autoridades militares de los EEUU explican que la instalación del escudo antimisiles, el primero fuera del suelo estadounidense, se debe a la amenaza norcoreana. Pero, como cabía esperar, ni los chinos ni los rusos están dispuestos a aceptar la presencia de un sistema de radares y de detención de misiles capaz de penetrar cientos de kilómetros en su territorio.
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