Es otro día laboral. Amalia se despierta a las 5.30h. Aún es noche cerrada. Recostada en la cama toma un antiinflamatorio y se chasca los dedos uno por uno para que el hormigueo vaya desapareciendo. La garra se despierta por fin en forma de mano. Consigue levantarse cuando ya clarea. Un autobús abarrotado la dejará frente a la primera casa a la que asistirá hoy.
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