Con motivo de la crisis económica mucho dinero público se está yendo a la caridad y ello pese a que la solidaridad social para los más pobres -es decir el gasto público que se emplea directamente en las personas con gran precariedad de ingresos o sin ingresos—es insuficiente. Las cifras de gasto público en lo social son muy engañosas incluyen ahí mucho gasto político y burocrático que no tiene sentido contabilizarlo en el cálculo. En nuestra opinión lo más importante es saber lo que reciben las personas directamente.
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