Dos turistas orientales pasean muertas de risa por la plaza de San Marcos con el acqua alta hasta las rodillas y sendas bolsas de Louis Vuitton. Es una foto que resume bastante bien nuestra época y que también podría resumir Venecia, esa lujosa embajada de occidente que lleva siglos hundiéndose a cámara lenta. Puede desaparecer Venecia bajo las aguas, puede arder Notre Dame hasta los cimientos, pero siempre habrá tiempo para hacernos una foto antes del apocalipsis.
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