Durante décadas, los apicultores británicos han importado abejas desde países más cálidos, para reponer los enjambres y para polinizar los frutales. Pero con el Brexit la importación de abejas ha quedado prohibida. Un apicultor: «Adelantamos dinero a las colmenas en marzo del año pasado. No pueden ahora de repente decirnos 'hala, se acabó este comercio'. Soy responsable de los 15 millones de abejas que se están criando para nosotros en el sur de Italia. Soy responsable de esa factura...»
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