La nueva Ley de Memoria Democrática ya ha conseguido sacar de su tumba, situada en un lugar prominente de la sevillana Basílitica de La Macarena, a Gonzalo Queipo de Llano, el teniente coronel franquista que llenó de terror Andalucía, considerado como de los más sanguinarios de la Guerra Civil. Ahora, asociaciones memorísticas plantean dudas sobre la legitimidad de las propiedades de la familia del genocida; tanto de su cortijo, como del marquesado que ostenta uno de sus nietos y de la fundación que lleva su nombre.
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