La organización que preserva el legado del naturalista echa la persiana ahogada por las deudas. La corrupción en Valencia retrasó los pagos de un proyecto europeo. La detención del presidente de la diputación de Valencia, Alfonso Rus, y la conversión del gerente de la empresa pública valenciana Imelsa, Marcos Benavent, de yonqui del dinero a hippy zen, sigue generando réplicas. A veces en sitios insospechados. El último es la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, encargada de mantener el legado del naturalista y gestionada por su hija Odile.
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