Con la noticia reciente de que Kindle y otros lectores electrónicos están actualizando automáticamente los libros de Roald Dahl a versiones desinfectadas, toda una era ha llegado a su fin para lectores como yo. ¿Quién en el futuro se sentirá seguro comprando una copia electrónica de cualquier cosa? Los planes de los editores aquí pueden ser modestos, pero el punto sobre el puritano es que su trabajo nunca termina
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