Los corredores verdes o ecoductos sobre las autopistas rumanas, especialmente diseñados para el paso de animales salvajes, se abrieron en 2019 en el tramo entre las localidades de Lugoj y Deva, al oeste de Rumania. No estamos hablando de una moda pasajera, aseguran los expertos, sino de proyectos de "infraestructura verde" necesarios para el tráfico seguro de automóviles y la conservación eficiente de la biodiversidad en el país que todavía se considera el "corazón verde de Europa".
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