Llevamos un año viendo como la pandemia deja historias personales muy duras. Es el caso de Fulgencio, que ha pasado de tener un trabajo estable a tener que pedir comida. Durante 30 años ha puesto miles de cafés y cañas en la Plaza Mayor de Madrid que ahora está vacía de turistas. La pandemia se llevó por delante a los clientes y el trabajo de este camarero que se siente como "una persona que no vale para nada con 53 años".
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