Enfrentado a una tasa de divorcios en aumento, el Gobierno chino introdujo una ley el año pasado para mantener unidos a los matrimonios infelices al obligar a las parejas a someterse a un período de "enfriamiento" de 30 días antes de finalizar el divorcio. La regla parecía haber funcionado. Pero ahora el partido comunista tiene un desafío mucho mayor que enfrentar: cada vez menos ciudadanos chinos se casan. Además las parejas que se casan en China a menudo prefieren no tener hijos.
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