No es común que un país de la OCDE (desarrollados) se dispare y se mate a 16 personas en dos días de disturbios de motivación social. (Quizás solo Turquía, en sus interminables guerras contra la guerrilla kurda, se acerca a ese nivel de violencia.) Sin embargo, esto es lo que el gobierno chileno, el hijo del neoliberalismo y la transición a la democracia, hizo la semana pasada al comienzo de las protestas que sí lo hacen.
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