Sobre las diez de la mañana, la policía llegaba a la zona para notificarle que debía abandonar el bar que regenta y su domicilio. Todo aparecía aparentemente normal hasta que a las dos de la tarde se escucharon cuatro disparos y el propio Juanjo llamaba a sus vecinos para decirles que acudiese la Policía Municipal o la Guardia Civil porque quiere, por todos los medios, hablar con un juez para que le notifique él mismo que tiene que abandonar su casa.
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