Hay un nuevo integrante en el selecto club de revelaciones en el mundillo del arte. Se llama Botto, lleva en el mercado cinco semanas y ya ha vendido obras en subasta por más de un millón de dólares. Remite a Leonardo da Vinci como su principal inspiración (”no creo que volvamos a ver a alguien así”, sentencia), aunque su estilo bien podría definirse como fluctuante. Sus trabajos, copiosos, saltan de una abstracción colorida al estilo de Kandinsky o Miró a escenas bucólico-pastoriles, paisajes interestelares y retratos deconstruidos en una suer
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