En la reciente cobertura del conflicto en Oriente Medio en The Guardian se ha evidenciado una discrepancia lingüística que no puede ser pasada por alto. La descripción de los jóvenes palestinos en términos impersonales contrasta fuertemente con la tierna denominación de «niños» utilizada para los jóvenes israelíes. Este sesgo en el lenguaje, que puede parecer sutil a primera vista, no es menos que un acto de deshumanización mediática y un reflejo de una narrativa desequilibrada.
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