Tenía un puesto de responsabilidad en una empresa importante. Suponía bastante presión y ahí empezaron mis problemas», explica. Sin rodeos ni excusas reconoce que fracasó gestionando la vida. No había pistas en su familia que la preparasen para la irrupción de su bipolaridad. Debutó con una fase maníaca, que la llevó a romper el relato y lanzarse «a viajar». En un mundo de plástico, de vidas de escaparate en redes sociales, dejarlo todo para viajar suena a buen material para un reel que se hinche de likes. Pero no lo fue.
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