"El problema es que por cualquier roce o golpe se les quita la piel, salen un montón de ampollas y requieren que el 50 por ciento del cuerpo esté vendados. Las curas son el pan de cada día. Intentamos hacer una vida normal pero a veces es imposible", ha explicado el padre de un niño de 12 años con Piel de Mariposa. Los tratamientos de quienes padecen está enfermedad pueden llegar a costar hasta 2.000 euros al mes
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