Se llaman Thomas y Vincent Seris, son franceses y no pueden exponerse a la luz del sol ni a los rayos ultravioleta por culpa de un trastorno genético en el ADN que les puede poner en riesgo de sufrir cánceres precoces. Por eso desde hace un año, salen a la calle con unas máscaras transparentes que les permiten hacer vida normal y corriente. Se estima que en todo el mundo hay entre 5.000 y 10.000 personas que sufren la misma enfermedad que ellos.
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