Los Shahed-136 no son ni demasiado rápidos ni demasiado difíciles de derribar. Pero sus ataques son en enjambre, algo nuevo en el arte de la guerra, y buscan abrumar los sistemas antiaéreos del enemigo. Y así ha sido, precisamente, el ataque iraní de este domingo por la madrugada contra Israel: con más de 200 drones volando al mismo tiempo contra el objetivo israelí, esperando que algunos Shahed-136 sean derribados, pero que, en grupo, porque la fuerza está en los números, el objetivo sea impactado.
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