El Mar Mediterráneo es un enorme cementerio. La guerra que nos estaban contando desde Siria no parecía estar ocurriendo. Hasta que la foto de un niño muerto en una playa inundó las redes sociales. El foco, entonces, apuntó a los que huían de la muerte y aquel niño pronto fue sustituido en las fotos de perfil de Facebook, como si nunca hubiese muerto. Como si nunca hubiese existido. Los que sobreviven intentan llegar a Europa en condiciones infrahumanas, pero los medios de comunicación les dan un aura de ejército invasor.
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