Paco, como le llaman, se armó con una caja de cartón vacía, recuperó una vieja colmena y comenzó con sus manos y unas ramas a retirar un enjambre de abejas de un árbol y a enviarlas directamente a la vieja colmena. En dos minutos, y sin protección ninguna, acabó la faena tranquilo, a pesar de las advertencias de sus familiares para que tuviera cuidado.
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