Los combustibles sintéticos son una solución costosa y energéticamente ineficiente que además no solventa el problema de las emisiones de NOx y partículas en las ciudades. Un conductor alemán pagaría de media 210 euros por llenar su depósito utilizando e-fuels. El principal problema de estos carburantes es su bajísima eficiencia energética: mientras que los eléctricos a baterías aprovechan el 77% de la energía renovable desde su generación, los modelos térmicos alimentados por gasolina sintética se quedan en un ridículo 16%.
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