Alemania es una locomotora económica a medio gas. La desaceleración de la gran potencia europea afecta a todos los ámbitos del comercio comunitario, y, en España, donde ayer se celebró una cumbre hispano-alemana en Galicia, ese resentimiento de su actividad se traduce en que el sector automovilístico, estrella de las relaciones comerciales en ambos sentidos, no ha conseguido aún levantar cabeza desde la pandemia.
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