En el after de la democracia, donde se cocinan los pactos, la aritmética arroja un panorama generoso en posibilidades. Eso sí, cada cual más complicada. “¡Con Rivera no!”, le espetaban sus seguidores a Pedro Sánchez en la noche mágica de Ferraz. Cómo será este PSOE que ni sus propios fieles se fían. La suma de PSOE y Ciudadanos, que en 2015 era raquítica y circunstancial, suma ahora una holgada mayoría absoluta que podría dar al traste con las aspiraciones progresistas de Iglesias. Ni Sánchez ni Rivera parecían por la labor durante la campaña.
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