Durante varios sábados consecutivos se acercaba al domicilio de su cuñada en Olite (Navarra) y llamaba al timbre de forma insistente para que le abriera la puerta para, según gritaba, subir a casa “a follar, a follar, a follar”. Este acoso encaminado a mantener relaciones sexuales provocaba en la víctima “ansiedad y agobio” cada vez que llegaba la tarde del sábado, entre otros episodios.
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